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jueves, 22 de enero de 2015

La pasión que nos inculcó Baby

Hola amigos. Hace mucho que no escribo nada, la tristeza de haber perdido a mi querido viejo me bloqueó un poco, aunque tengo elaborando varias notas. Es por ello que justamente que voy a dedicar esta nota a mi viejo, como siempre hablando de fútbol.
Mi viejo fue un trabajador más, no fue famoso, ni genio, ni inventó nada nuevo que pudiera trascender, no participó en ningún escándalo ni en actos de corrupción; sin embargo se las ingenió para dejar su marca indeleble.
En lo que respecta al fútbol cumplió con el mandato de todo padre prototipo (al menos el de Argentina...), hacer que su descendencia siguiera con la misma pasión, con el amor a los mismos colores, el de su amado River Plate.
¿Y que veía en River que no pudo ver en otros equipos? Por empezar debo decir que, para cuando vino a Buenos Aires y estar en contacto con el equipo de sus amores, tuvo que soportar una sequía de 18 años sin conseguir un campeonato, ver con frustración la pérdida de la final de la Copa Libertadores del 66, ser testigo de enormes jugadores que no obtenían el preciado campeonato pese que años antes se cansó de ganar campeonatos. Sin embargo se enamoró de ese juego atildado, del balón jugado por el piso, de aquellas figuras que se transformaron en próceres, del fútbol ofensivo, de la creatividad con el arco contrario como objetivo. Por momentos miraba sus ojos y lo veía transportarse en el tiempo para volver a ver al gigante Amadeo Carrizo, aquel tremendo arquero ya por entonces leyenda. Hasta me parece ver dibujada su sonrisa cuando empezaba, con un tono pausado, a contar distintas historias del genial Amadeo.



Recuerdo escucharlo hablar maravillas de Ermindo Onega, un elegante jugador que arrastró la desgracia de ser contemporáneo con la época de los 18 años sin campeonatos. Mi viejo se ponía serio, acomodaba su cuerpo, y hacía un ademán como mostrando alguien de pasos elegantes, como de buena percha.


Me hablaba del "Negro" Ramos Delgado, un central de juego elegante que integró el Santos de Pelé, nada menos. Ni hablar del "Mariscal Perfumo, otro de sus favoritos.



Mientras escribo esta nota es como si lo viera y me contara un sin fín de anécdotas e historias de tablón, de tribuna, de amistades.
Como espectador tuvo la suerte de verlo y quedar deslumbrado por Pele, se detenía en detallar cada gesto técnico, cada ademán, como cubría la pelota.


Con una voz pausada nos contaba cada detalle y tanto mi hermano Pablo como yo nos quedábamos embobado siguiendo el hilo de la historia. Es quizás, queriendo emular torpemente esas historias, que nos enamoramos de este juego. Nos acompañaba al club y nos alentaba apasionadamente pero sin presionarnos.
En fín... lo voy a recordar yendo a festejar el mundial 78 pese al frío de la tarde-noche de junio de ese año, sufriendo el partido por la Intercontinental contra el Steaua de Bucarest (como buen observador destacó en el momento la "avivada" del Beto Alonso para jugar rápido el tiro libre indirecto con el que habilitó a Alzamendi para hacer el gol de la victoria), repitiendo como loco "Es un golazo!! Es un golazo!!" cuando Maradona gambeteaba ingleses como si fueran conos naranja en el mundial de México 86, el guiso de mondongo que no pudimos digerir durante el partido de Argentina contra Brasil en el mundial 90 (como sufrimos ese día!!! Mamita!!!).
Se fue un día después de finalizar el mundial de Brasil y no pasa día que no lo extrañe. Por momentos lo lloro pero, en general, lo recuerdo con una sonrisa; porque recordarlo a él es acordarme de tantos momentos alegres, casi todos vinculados con el fútbol. Lo recuerdo yendo a la cancha, la última vez compartimos ese momento con mi hijo Tiago, también. Volvíamos caminando por el Barrio River, comentando el partido, llenos de felicidad.
Como no recordarlo con una sonrisa, si hacerlo es recordar la belleza del fútbol.
Gracias Baby por tanto fútbol!!!!!!!

TE QUIERO, VIEJO

                                                                                                                                                        DOTE

lunes, 9 de diciembre de 2013

El desastre del fútbol argentino

Al fín está terminando este bodrio que es el campeonato inicio (antes llamado apertura) del fútbol argentino. 
Es cierto que a la fecha de redacción aún no se definió quien es el nuevo campeón. Pero, con franqueza, salvo a los hinchas del equipo campeón y a los amantes de las estadísticas... ¿A quién le importa? ¿Es acaso para tener en cuenta que, quien sea campeón, se coronará como el equipo menos mediocre del fútbol argentino? En el mejor de los casos, si San Lorenzo vence en la última fecha a Velez Sarfield, conseguirá 35 puntos sobre 57. ¡Por escaso margen apenas superará el 60 por ciento! Equipos como Velez, que un mes antes los hinchas despedían a sus jugadores en medio de una lluvia de insultos por considerar ya no tener posibilidades, llegan a última instancias con posibilidades de salir campeón. Equipos irregulares como Newell's también; Lanús, que le dio prioridad a la Copa Sudamericana, llega con enormes posibilidades. Equipos con aspiraciones mediocres como Arsenal y Atlético Rafaela, realizaron modestas campañas pero que sin embargo llegaron a las últimas fechas con ilusiones. Y lo de Boca Juniors, es un caso aparte. Sin ideas de juego, completamente irregular y con un semestre donde los jugadores se la pasaron más en la enfermería que en el campo de juego. No bastó contar con Carlos Bianchi, el técnico más ganador de la historia del club; ni tampoco el último ídolo del club, Juan Román Riquelme (cuestionado cada vez más por los hinchas). Se pueden ver historias como la de River, el equipo con la valla menos vencidas pero también con una alarmante sequía de goles a favor. Su juego está cada vez más alejado a lo que su historia y su mandato dice, el del juego ofensivo y vistoso, el del juego asociado, el de las sociedades ofensivas. Ver a sus jugadores no poder hilvanar dos pases seguidos, reventar la pelota en un pelotazo sin destino, delanteros completamente inofensivos, volantes que no abastecen bien a los delanteros, jugadores que hicieron un semestre anterior muy bueno como Ponzio o Lanzini terminan cayendo en un pozo de bajos rendimientos alarmantes. Y el resto de los equipos con franqueza dan pena, los jugadores que se desprenden del balón de inmediato como si a sus pies tuvieran una bomba, poco profesionalismo en los protagonistas, esquemas amarretes (se aferran al puntito salvador como si fuera la última esperanza), técnicos que no le respetan sus proyectos y terminan siendo devorados por esta picadora de carne que es el fútbol, pocas apariciones de jugadores del semillero con posibilidades de ser cracks.
Y, como un masazo a la historia del fútbol argentino, uno de los grandes protagonistas como Independiente, que desparramó toda su gloria por todos los rincones del mundo, está penando en el Nacional B, buscando recuperar ese lugar que nunca debió haber perdido.
 El futuro no es muy alentador, grupos cuasi mafiosos tienen en sus manos la conducción de los clubes y de la Asociación del Fútbol Argentino, los hechos de violencia son moneda corriente, las barras bravas actúan con la más absoluta impunidad, obviamente amparados por el poder político que los protege y, llegado el caso, los usa. No olvidemos que hace un par de años un militante político, Mariano Ferreyra, fue asesinado por un barra brava de Defensa y Justicia, reclutado por el sindicato de los ferroviarios con José Pedraza a la cabeza. Las inferiores de los clubes son un enorme mercader, donde representantes, técnicos, e incluso barra bravas y dirigentes, buscan hacer sus más tenebrosos negociados y contubernios, jugando con la ilusión de muchos futuros cracks.
Los clubes están virtualmente quebrados, pero sin embargo siguen gastando el dinero que no tienen en jugadores mediocres, técnicos al que no le respetan el contrato y al que, obviamente, hay que terminar de pagarle (hay clubes que lo llevan a juicio o están pagando el sueldo de dos o tres cuerpos técnicos completos), jugadores que los traen con transacciones onerosas, sueldos elevadísimos y terminan teniendo bajas actuaciones o viven lesionados. Fabbro en River y Gago en Boca son tan sólo un par de ejemplos...
Sin embargo la AFA nada en la abundancia amparado en los jugosos contratos que hizo en los últimos tiempos con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernandez de Kirchner y los negociados con los partidos de la selección nacional. Como rezaba un viejo slogan, AFA rica, clubes pobres...
¿Cuál es concretamente la solución a este presente desastroso? Pués bien, la respuesta es compleja. Es necesario una reestructuración de todo el fútbol argentino, que los libros contables de los clubes y de la asociación estén abiertos, rediscutir la distribución de los fondos, asambleas de hinchas y socios para discutir el manejo de los mismos, acabar con los negociados y contubernios que rodean al fútbol y sus crápulas que están minando la salud del fútbol argentino. Prohibición de ventas de jugadores menores de 20 años, para preservar y desarrollar a las jóvenes figuras y defender el patrimonio de los clubes. Combatir a los barras bravas, blanquear su relación con políticos y sindicalistas y erradicarlas por completos y que los clubes vuelvan a ser escuelas de fútbol, y que los clubes tengan en su presupuesto un porcentaje importante destinado al desarrollo de las inferiores, dotándolo incluso de escuelas, pensiones (como la gente, para variar...), control médico y psicológico periódico para los pibes, etc.
Estas son algunas ideas que de inmediato se deben poner en práctica, aunque, con franqueza, no tengo esperanza que algo de esto se ponga en práctica en lo inmediato.
El propósito de este blog es el de discutir y hablar de fútbol; hoy asistimos a esta penosa realidad. Como hinchas, consumidores de fútbol debemos tomar cartas en el asunto porque aún el fútbol argentino, en su caída libre, no ha llegado al fondo del abismo.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Banda de amigos




Les pido que no me juzguen, hoy les escribo con el corazón. Con el corazón de padre, con el corazón de niño que fui, con lágrimas en mis ojos, sin ningún tipo de objetividad, con la obsecuencia que puede sentir un padre sobre el hijo. No me juzguen, soy humano... Pero mejor, amigos, hablemos de fútbol.
Este año mi hijo Tiago estaba empezando el último año del papi fútbol infantil, cuando una tarde se apareció con la "noticia" que iba a probarse en una escuela de fútbol en el club FF.CC. Mitre. La diferencia era que en lugar de jugar en pequeñas canchas lo haría en campos de 11 jugadores.
Allí fue recibido por Jorge Romero, alma mater del la escuela que lleva su nombre, lo miró, le dio varias indicaciones y lo incorporó formalmente. Junto a Tiago fueron llegando además varios chicos que se sumaban a los que ya se desempeñaban en la escuela, sumaron prácticas tras prácticas, sufrieron la deserción de varios chicos importantísimos, y se prepararon para competir en el campeonato de LIDE - Vicente López que nuclea varios clubes y escuelas importantes, entre ellas River Plate.
El comienzo no fue muy auspicioso, los primeros partidos sumaron sucesivos empates sin goles y con escasas llegadas, una dura derrota contra Harrod's y las ideas que practicaban en la semana no aparecían luego en los partidos. Sin embargo debo reconocerle como mérito a Jorge Romero seguir pregonando el buen fútbol, el toque por el suelo, el cuidado celoso del balón y el intento permanente de jugar en forma ofensiva. Ese trabajo hizo que poco a poco aparezcan los resultados positivos y el buen juego, pero lo más admirable fue que, poco a poco, se fue consolidando un grupo homogeneo, compacto, donde todos eran uno, cada indidualidad era un engranaje que encajaba perfecto en una máquina llamada equipo.
La victoria sobre Harrod's (uno de los punteros y que en el partido de ida vapuleó al equipo de Romero) en la segunda rueda por 3 a 2 fue el click que necesitaron para encenderse, como si se hubieran dado cuenta o se hubieran convencido que podían y que sabían jugar bien. Victorias sobre SITAS, Centro Galicia, Macabi e Italiano, exhibiendo un juego atildado, con buen toque. En los últimos partidos incluso fueron mejorando los que habitualmente no eran titulares y en cada partido van pidiendo pista. Falta pulir muchos detalle, pero para el grupo de padres que seguimos a nuestros hijos el futuro es muy alentador. Jugadores como Fede, Laucha, el incansable Pulpo, una sólida defensa integrada por Camilo, Tiago, Juani, y Tommi (un gran luchador contenido en un frasco pequeño) y un arquero que día a día suma experiencia y habilidad como Gastón. El resto de los chicos también suman en sus posiciones, incluso, cuando se produce un cambio de jugador en el partido no se resiente el nivel de juego. Todos suman, todos tiran para el mismo lado.
Haciendo un balance debo destacar una serie de cosas: en primer lugar destaco el grupo humano que se formó, una auténtica banda de amigos que trasladan esa amistad también a sus eventos sociales. verlos a las 7 de la mañana en la puerta de club haciéndose bromas, riendo, saltando, todos abrazados, todos amigos, todos tirando para el mismo lado, sin vedetismos ni estrellas. De eso son responsables el técnico que pide juntar a los chicos en la puerta del club y viajar juntos en micro cuando juega de visitantes, pero también son responsables los padres de los chicos que, lejos de aportar polémicas y discusiones, siguen y alientan a los chicos en forma incondicional. Esta comprobado que para formar un buen grupo humano es necesario que esté integrado por buenas personas, y estos chicos vienen de buena madera. Después se podrá jugar bien, regular o mal, se podrá ganar, empatar o perder, pero siempre ante todo buenas personas como individuo y como grupo.
Otra cosa destacable es el trabajo de Jorge Romero con los chicos, haciendo su enseñanza en forma pedagógica, predicando el buen juego pero también la amistad entre los chicos, y lo hizo aún ante las situaciones más adversas, cuando los resultados no se daban y aún no había prendido ese estilo exquisito de juego que enseñaba a los chicos. En la escuelita se desarrollaron valores como compañerismo y fraternidad, valores que busco y fomento para mi hijo.
Ah!!! Y no debo olvidarme de Marcelo Carrizo, que con sus consejos enrriquece el trabajo sobre los chicos. Ellos, con un enorme respeto bien ganado, lo escuchan.
En cuanto a mi hijo Tiago debo decir que supero mi capacidad de asombro. Con tenacidad fue a cada práctica, escuchó cada consejo, cada indicación para sumarlo a su juego y enriquecerlo. Se fue a probar de delantero (posición que venía desarrollando en el papi fútbol), el técnico le vio condiciones para jugar por el medio, pero las urgencias lo obligaron a ser un improvisado 6 que poco a poco fue ganando en aplomo y calidad. A él, mis amigos, no le gusta el puesto, le gusta más estar cerca del arco contrario. Sin embargo toda la experiencia ganada le servirá el próximo año si el técnico decide adelantarlo al medio.
Debo decir que la apuesta al cambio de mi hijo fue ganada con creces y verlo desarrollar la actividad con pasión y dedicación me llena de mucho orgullo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Zico, el Pelé blanco




Hoy es fácil seguir a un jugador, basta con encender alguna de las señales de deportes y podemos seguir el juego de Gotze, Dzeko, y tantos jugadores que no se ni como se escriben, y ni hablar de las megaestrellas extranjeras como Cristiano Ronaldo, Ibraimovich, Drogba, y miles de etcs. más. 
Pero cuando era chico apenas escasos minutos en algún programa deportivo, por resúmenes, o bien la llegada de los mundiales de fútbol me resultaban suficientes para descubrir nuevas estrellas del baón. El Mundial 82, realizado en España, fue el primero que pude ver más detenidamente. Con los ojos de un niño de 9 años miraba los horrores de una guerra y el placer del fútbol.
Obviamente alentaba por Argentina que contaba con destacadísimos jugadores de la talla de Maradona, Kempes, Fillol, Passarella (ya le dedicaré una nota a este crápula), Ardiles y tantos más. Sin embargo fui descubriendo nuevos ídolos como Dassaev, tremendo arquero de la URSS, Rummenigge de Alemania Federal (para los más chicos les aclaro, por esos años Alemania estaba dividida en dos), Paolo Rossi, el afortunado goleador. Entre tantas figuras me llenaba de belleza futbolística la selección de Brasil, que en sus filas contaba con jugadorazos de la talla de Junior, Eder, Sócrates, Falcao (el original), Toninho Cerezo... Y además mi homenajeado en esta nota, Zico.
Los detallistas dirán que su verdadero nombre era Arthur Antunes Coimbra, jugador del Flamengo de Rio de Janeiro, conocido como el "Pele Blanco" o "El Galinho de Quintino". Un jugador exquisito, tenía gambeta en velocidad, muy buena pegada, ajustados pases, muy buen juego de equipo, un jugador completo, atrevido y ofensivo. Tenía el arco entre cejas... y si podía gambetear medio equipo mejor. 
Debutó en Flamengo en 1972, club en el que jugó en forma exclusiva en Brasil. Además de ganar los torneos estaduales y nacionales, ganó la Copa Libertadores (antes no se llamaba Toyota, ni Santander, ni Juan Pelotas...) y la Copa Intercontinental de 1981. 
En 1983 pasó al fútbol italiano, más precisamente al Udinese, donde jugó las temporadas 83/84 y 84/85, teniendo en su primera temporada sus mejores scores. A mediados del 85 volvió al club de sus amores, el Flamengo, pero los años y las lesiones hicieron mella en este talentosísimo jugador, evitando así verlo en su máximo esplendor. En el año 1991 jugó en la incipiente liga japonesa, en el Kashima Antlers con buenos resultados. En su selección, en cambio, perteneció a una camada de excelentes jugadores que, sin embargo, no consiguieron ningún logro, toda una pena.
Para las estadísticas podemos decir que jugó 689 partidos, convirtió 474 goles, ganó 4 campeonatos nacionales, 7 estatales, 1 Copa Libertadores y 1 Copa Intercontinental, fue distinguido como el mejor jugador sudamericano varias veces y el mejor jugador mundial una vez. Pero, para mi, el mayor logro fue llenarme mis ojitos de niño con el más maravilloso fútbol.

Hablando de fútbol (introducción)


Quiero empezar aclarando algo. Soy hincha de River, argentino y periodista deportivo frustrado. Desde este espacio busco que se escuche mi voz, esa voz de muchos hinchas, aficionados, o como carajo les digan en vuestros países de orígenes, que no se los escuchan, que tan solo sirven como dato anecdótico o estadístico. Amo el fútbol, lo jugué, soy espectador y crítico, soy jugador, técnico y presidente de un club (en sentido figurado). 
Crecí viendo jugadores de la talla de Fillol, Maradona, Francescoli, Ortega, el "Chino" Tapia; buscando desesperado sumergirme en la lectura de "El Gráfico" y soñar con tener mi propia pelota "Tango" de Adidas.
Ese deporte que amo se fue transformando en algo feo, los negocios y los intereses económicos son más importantes que el juego propiamente dicho y sus protagonistas, aquellos que lo hicieron, lo hacen y lo harán grande; los jugadores.
Hoy vemos ignotos e inescrupulosos dirigentes de poca monta desmereciendo ídolos de instituciones legendarias, partidos con estadios vacíos pero televisados en directo, delincuentes disfrazados de hinchas o aficionados llamados barras bravas manejando los destinos del club. En mi país, por ejemplo, voy a verlo a River, luego de superar tres cordones policiales que te palpan de armas como si fueras a ingresar a la cárcel de Sierra Chica, hago la fila para comprar mi tickets o entrada, y luego tengo que hacer malabares para ver el partido porque una bandera gigante me obstaculiza la visión. Y para colmo hay periodistas que justifican estas banderas para defender "la tradición y los colores". ¡¡¡¡Por qué no se fijan si hace 20 años había alguna bandera de esos tamaños!!!! ¡¡¡¡Claro!!!! Son los empleados de los grandes medios, que hacen dinero en base a que te quedes en tu casa y lo veas cómodo en tu sillón favorito, en desmedro del juego y el placer de ir a la cancha.
Si
estás leyendo esto y seguramente estarás tomando temperatura. Pero tranquilo, calma, prendé un cigarrillo y hablemos de fútbol. Te voy a contar como lo ví antes y como lo veo hoy, mis ídolos y sus historias, curiosidades, anécdotas de hincha/aficionado, etc. En este blog voy a hacer una nota de justicia, se lo quiero dedicar a mi viejo, un gran analizador del juego, que le está dando pelea a una dura enfermedad. El me supo transmitir la pasión por el juego, el amor a los colores del club, pero también a disfrutar la belleza del juego del rival. Lo voy a invitar a mi hermano Dee Dee, otro enfermo del juego, a que me haga aportes para enriquecer el blog con sus opiniones.
No los quiero aburrir más, vamos a hablar de fútbol. 
By DOTE